Ah, the grand tale of Magellan and Elcano! The original globetrotters before it was cool—before Instagram, and certainly before the era of influencer travel. The story is so epic; it puts "Eat, Pray, Love" to shame! And with a lot fewer yoga retreats and avocado toasts, I suspect.
So let’s dive into this article that’s bursting with historical nuggets like a piñata at a party designed for people with extra time on their hands!
Starting off with Magellan and Elcano’s circumnavigation: a trip around the world that took three years. Now, if I go to the shops and take longer than 20 minutes, I get the side-eye from my partner like I’ve just starred in "Mission: Impossible." These chaps, on the other hand, were battling scurvy, starvation, and a whole lot of seasickness while mapping out the globe! "Oh, look, more ocean; I hope nothing eats me!"
But what’s truly remarkable is the sheer staleness of the whole food situation. Boiled leather and sawdust? That’s not a gourmet travel experience; that’s a survival documentary waiting to happen! “Next up on Bear Grylls: How to make a leather soufflé while ten leagues under the sea.”
Of course, with all that adventuring, you’d think they could at least stop and marvel at the stunning Pacific Ocean—oh, wait, they named it! Magellan himself popped his head up and said, “You know what? I’m feeling optimistic, let’s call it the Pacífico! Great name for a sea that literally tried to eat us the whole way here! It’s like naming a bouncer Mr. Friendly!”
Now let’s entertain the notion of the longest airline flight. Ah, 18 hours and 50 minutes from Singapore to Newark. No one can accuse the airlines of being short on patience! I can barely sit in a movie theater for three hours. At some point during that flight, I can hear my fellow passengers thinking, “Did I really need to bring that second pair of pants?”
Then we have the Schmid couple—the longest car trip ever. They traveled over 755,000 kilometers! Allow me to imagine the conversation in the car: “Are we there yet?” “No, dear, we’re still stuck in the Middle of Nowhere!” Honestly, you’d think they would run out of things to talk about, but no, they packed their entire life into that Toyota. “Oh look, honey, we’re in another country—let’s argue about where to eat again!”
And, of course, who could forget Apollo 13? They took the idea of “Let’s go for a drive” to stellar levels! Literally. 400,171 kilometers in an environment where there’s no Taco Bell drive-thru. They come back and say, “We did it all without a map!” Now, that’s impressive. My sense of direction is so terrible that I once got lost in my own neighborhood and ended up in the bushes – which were, incidentally, out of reach of any public transport.
But let’s return to the real adventure—the 16th century. It was an era of royal shenanigans and intense rivalries. You had Spain and Portugal having a gentleman’s disagreement while trying to pocket all the spices, which sounds like some elite version of Monopoly: "Go to jail? No! Go find cinnamon instead!"
Magellan had the audacity to convince King Charles I of Spain that he could sail west to get to the East Indies. Hang on, isn’t “sailing around the world” just the same as a really long detour? You know, like when you’re following your GPS, and it takes you the scenic route because there’s roadwork on the direct path? “Why yes, dear Siri, I did want to take the third left into the Bermuda Triangle!”
When they set sail in 1519, only 18 out of around 270 men returned. Talk about an extreme weight loss journey, although I doubt they have a proper endorsement deal with Jenny Craig. Their tummies were probably talking louder than their enthusiasm for new discoveries.
In conclusion, dear history buffs and armchair adventurers, Magellan and Elcano didn’t just prove the Earth was round; they demonstrated the lengths we’d go for spices, companionship, and, let’s be honest, a good story to tell. So, the next time your friend mentions wanting an adventure, remind them: “Remember, it could be worse. At least we’re not boiling leather and eating sawdust—let’s head to Taco Bell instead!”
En 1519, comenzó el primer viaje de circunnavegación del mundo en una época donde las travesías eran extremadamente peligrosas. Este audaz viaje, protagonizado por Magallanes y Elcano, se extendió entre 1519 y 1522, marcando un antes y un después en la historia. Por primera vez se confirmó la redondez de la Tierra, se ampliaron significativamente los conocimientos geográficos y se establecieron nuevas rutas comerciales que revolucionaron las economías globales. Aquí te ofrecemos un resumen detallado de este hito histórico.
Algunas de las travesías más largas en la historia de la humanidad
A lo largo de los siglos, la humanidad ha considerado el acto de viajar como una necesidad, un reto y una aventura. Desde explorar los polos helados y los océanos vastos hasta aventurarse en la oscuridad del cosmos, estos son algunos de los viajes más largos registrados en la historia de la humanidad.
El vuelo más largo de una aerolínea
En el ámbito de la aviación, los vuelos de larga distancia son la cúspide de la ingeniería aeronáutica y la resistencia humana. En la actualidad, el vuelo comercial más largo del mundo conecta Singapur con el Aeropuerto de Newark en Nueva York. Se trata de un viaje que dura aproximadamente 18 horas y 50 minutos, abarcando una distancia de 15,343 kilómetros.
Una vida tras el volante
El viaje en automóvil más largo de la historia está registrado en el Libro Guinness de los Récords. La pareja suiza Emil y Liliana Schmid comenzó su aventura en 1984 a bordo de un Toyota Land Cruiser modificado. Durante los siguientes años, recorrieron más de 755,000 kilómetros en un total de 180 países diferentes. Lamentablemente, el fallecimiento de Liliana en 2024 marcó el fin de su vida viajera.
Viajeros lunares
Sin embargo, el viaje más largo realizado por un ser humano se llevó a cabo en la misión Apollo 13. Esta misión, patrocinada por la NASA en 1970, llevó a la tripulación, compuesta por Jim Lovell, Fred Haise y Jack Swigert, a recorrer 400,171 kilómetros.
Si limitamos nuestra definición de viaje a la propuesta por la Real Academia Española (“transferencia de una parte a otra por aire, mar o tierra”), la circunnavegación realizada por Magallanes y Elcano se erige como el viaje más extenso, abarcando más de 69,000 kilómetros.
Viajes navales en el siglo XVI, una lucha comercial
El siglo XVI fue testigo de una intensa exploración marítima, impulsada por la búsqueda de rutas comerciales hacia las ricas tierras de Asia. Tras la conquista de Constantinopla en 1453 por los otomanos, el acceso europeo a las especias asiáticas se volvió más costoso. En consecuencia, potencias como España y Portugal buscaron rutas alternativas.
Portugal lideró esta expansión inicial al establecer rutas alrededor del Cabo de Buena Esperanza hacia India. España, por su parte, se enfocó en explorar rutas hacia el oeste que culminaron en los viajes de Cristóbal Colón y su llegada al Nuevo Mundo en 1492. Aun así, las Indias Orientales, ricas en especias como la canela y la nuez moscada, siguieron siendo un objetivo principal.
En este contexto, el Tratado de Tordesillas de 1494 dividió el mundo en esferas de influencia entre España y Portugal. Ferdinand Magellan, un navegante portugués al servicio de la corona española, propuso un plan para llegar a las Islas Molucas. Su objetivo era navegar hacia el oeste y cruzar un paso aún desconocido en el continente sudamericano que le permitiría alcanzar su destino.
Preparativos para la expedición
Magellan presentó su propuesta al Rey Carlos I de España en 1518, argumentando que las Molucas se encontraban dentro de la esfera española según el Tratado de Tordesillas. Convencido, el monarca financió la expedición.
La expedición contaba con cinco barcos: Trinidad, San Antonio, Concepción, Victoria y Santiago. En total, embarcaron alrededor de 270 hombres de diversas nacionalidades incluyendo españoles, portugueses, italianos, franceses y también esclavos africanos y asiáticos. Entre ellos se encontraba Juan Sebastián Elcano, un marinero experimentado que desempeñaría un papel crucial en el éxito de la misión. El 20 de septiembre de 1519, la flota zarpó del puerto de Sanlúcar de Barrameda, dando inicio al viaje más largo de la historia.
La ruta del viaje más largo
La flota liderada por Magallanes cruzó el Atlántico y alcanzó la actual costa de Brasil en diciembre de 1519. Prosiguieron hacia el sur en busca de un paso hacia el Mar del Sur, es decir, el Pacífico. Tras meses de búsqueda, en octubre de 1520, **la expedición descubrió un estrecho natural que conectaba el Atlántico con el Pacífico**, hoy conocido como el Estrecho de Magallanes. Este peligroso paso representó un hito en la exploración marítima, pero también marcó la deserción del barco San Antonio, cuya tripulación decidió regresar a España.
En noviembre de 1520, los tres barcos restantes navegaron a través del inmenso océano Pacífico, que recibió su nombre de Magallanes mismo. Sin embargo, esta etapa fue una de las más difíciles: los marineros tuvieron que pasar meses sin suministros frescos mientras padecían escorbuto y otras enfermedades. Finalmente, en marzo de 1521, alcanzaron las Islas Marianas y más tarde Filipinas. Allí, Magallanes intentó establecer alianzas con líderes locales, pero fue asesinado en la Batalla de Mactán en abril de 1521.
Tras la muerte de Magallanes, Juan Sebastián Elcano asumió el mando de la expedición. Con los dos barcos restantes, la Victoria y la Trinidad, decidió continuar hacia las Molucas, donde logró obtener la tan anhelada carga de especias. La Victoria, ahora liderada por Elcano, emprendió el regreso a España a través del océano Índico, rodeando el Cabo de Buena Esperanza. El 6 de septiembre de 1522, llegaron a Sanlúcar de Barrameda con sólo 18 hombres sobrevivientes.
Los retos a los que se enfrentó la expedición
El hambre, la sed y enfermedades como el escorbuto fueron constantes a lo largo del viaje. En el Pacífico, los marineros consumían cuero hervido y aserrín para sobrevivir. Desde el inicio, la tripulación se dividió entre aquellos leales a Magallanes y quienes desconfían de él, especialmente los capitanes españoles. En el puerto de San Julián, en la actual Argentina, Magallanes tuvo que sofocar un motín que culminó con la ejecución de los líderes rebeldes.
Además, la interacción con comunidades indígenas a menudo resultaba violenta. Aunque Magallanes intentó forjar alianzas, como en Filipinas, la desconfianza y las diferencias culturales llevaron a choques mortales. Por otra parte, la falta de conocimiento sobre los océanos y continentes implicaba el riesgo constante de perderse. Los mapas eran incompletos y, en muchos casos, incorrectos.
El significado de la primera circunnavegación
La expedición de Magallanes y Elcano representó un logro sin precedentes en la historia humana. La circunnavegación proporcionó pruebas prácticas e irrefutables de la redondez de la Tierra. La expedición cartografió regiones desconocidas, como el Estrecho de Magallanes y vastas áreas del océano Pacífico.
Desde el punto de vista económico y comercial, la llegada a las Molucas confirmó la existencia derutas comerciales viables hacia Asia a través del oeste, aunque su explotación inmediata fue limitada debido a la hegemonía portuguesa en el océano Índico. Así, la circunnavegación de Magallanes y Elcano inspiró nuevas expediciones y consolidó la dominación marítima de España durante el siglo XVI.
Referencias
¿Cómo pueden las comunidades locales ayudar a prevenir el deterioro de suministros durante expediciones?
Ratas, hierbas y galletas de bizcocho que se habían vuelto incomibles debido a la humedad. Asimismo, las relaciones tensas con algunas comunidades locales complicaron aún más la situación, ya que no siempre recibían la ayuda que esperaban. La falta de mapas precisos y la inexperiencia en navegar por mares desconocidos hicieron que varios miembros de la tripulación cuestionaran la idoneidad de la misión y su capacidad para sobrevivir.
Además, el deterioro de los barcos y la falta de suministros llevó a la necesidad de realizar reparaciones ad-hoc. En la isla de Timor, la tripulación pudo reabastecerse parcialmente, pero la incertidumbre de los mares y el viaje no habían terminado. A pesar de estos obstáculos, Elcano y sus hombres perseveraron en su intento por completar la misión que había comenzado con el ambicioso sueño de Magallanes.
La importancia del viaje
La circunnavegación del globo significó un hito no solo en la historia de la exploración, sino también en el entendimiento del mundo. Este viaje proporcionó valiosa información sobre la geografía, los pueblos y culturas de territorios hasta entonces poco conocidos para los europeos. Este conocimiento fue crucial para la expansión del comercio global y el intercambio cultural que se produciría en los siglos siguientes.
La expedición también demostró que la Tierra era redonda y que los océanos estaban interconectados, lo que cimentó el enfoque de las potencias marítimas en la exploración y el comercio interoceánico. De hecho, el éxito del regreso de la Victoria se tradujo en una nueva era de exploración que sentó las bases para el colonialismo y el comercio internacional que caracterizarían a los siglos XVI y XVII.
Legado de la expedición
El legado de la expedición de Magallanes y Elcano perdura hasta nuestros días. No solo influyó en el mapa del mundo, sino que también tuvo un profundo impacto en la forma en la que se concebía la navegación y las relaciones internacionales. El viaje demostró el enorme potencial de los exploradores para cambiar el curso de la historia, estableciendo rutas comerciales y conectando culturas a través de océanos.
El viaje de circunnavegación también se convirtió en un símbolo de aventura y exploración, inspirando a generaciones de exploradores y aventureros a seguir los pasos de estos pioneros. Así, a lo largo de los siglos, se han realizado múltiples expediciones que buscan no solo ampliar el conocimiento geográfico, sino también comprender mejor la diversidad de la humanidad.
el viaje de Magallanes y Elcano es un recordatorio poderoso de la tenacidad humana, el deseo de descubrimiento y la constante búsqueda de nuevos horizontes. Cada uno de los retos enfrentados durante esta travesía resalta no solo el espíritu de la época, sino también la importancia de la cooperación y la interculturalidad en la creación de un mundo más conectado.